jueves, 14 de junio de 2012

Contrarreforma

Contrarreforma

La Reforma Católica o Contrarreforma no se originó como respuesta, como se tiende a creer, a la reforma protestante de Martín Lutero (la cual había debilitado la autoridad de la Iglesia), ya que comenzó antes de la difusión del protestantismo, pero no logró desarrollarse de manera institucional y masiva, hasta después de que la Reforma Protestante se extendiera por gran parte de Europa; por esta razón se cree que la Reforma Católica nació como la iglesia de Dios y despues surge la contrarreforma, no siendo el caso; esto explicaría la derivación de su nombre a "Contrarreforma".
Este movimiento de renovación cristiana católica denota el período de resurgimiento católico desde el pontificado del Papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Años, en 1648. Sus objetivos fueron renovar la Iglesia y evitar el avance de las doctrinas protestantes.
Se esforzó sobre todo en cuatro temas:
Doctrina.
Reestructuración eclesiástica, con la fundación de seminarios.
Modificación de las órdenes religiosas, haciéndolas volver a sus orígenes espirituales.
Vigilancia de los movimientos espirituales, centrándolos en la vida piadosa y en una relación personal con Cristo. Esto incluía a los místicos españoles y a la escuela de espiritualidad francesa.

Reforma Catolica


la contrarreforma, para algunos, no difería en forma sustancial de aquello que buscaba la reforma protestante a la hora de renovar la Iglesia. Sin embargo, en cuestiones teológicas era completamente opuesta. Los esfuerzos reformistas de Pablo IV se basaron en el Derecho Canónico y las encíclicas papales. Dos de sus herramientas fueron la Inquisición, institución creada por el Papa Gregorio IX en el [siglo XIII] para investigar y juzgar a los acusados de herejía o brujería, y la censura, con la creación del índice de libros prohibidos.
Entre otras medidas efectivas sobre liturgia, administración y enseñanza religiosa, se tomaron las siguientes:
Nombrar cardenales y obispos de gran integridad moral, como San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán.
Crear seminarios en muchas de las diócesis, lo que garantizó la uniformidad teológia.
El Concilio de Trento no aprobó ninguna de las reformas de Lutero u otros protestantes, sobre todo la justificación por la fe, lo que acentuó la división del cristianismo, con diferentes reformistas coincidiendo en que el papado era perjudicial. Esta actuación del Papa reflejaba el paso hacia el absolutismo que caracterizó al siglo XVI.
Por otra parte, el descubrimiento y colonización de América convirtió a muchos clérigos en misioneros, empeñados en la conversión de los nuevos pueblos conocidos y estableciendo escuelas confesionales.
Al mismo tiempo que la agresividad y militancia del catolicismo era palpable, surgió una ola de misticismo que proponía la meditación y el rezo personal, como el del rosario. La fe católica tras la contrarreforma tuvo dos vertientes:
La idea de un Dios temible que utilizaba el castigo, que fue impulsada por Pablo IV,
La piedad popular y la experiencia religiosa individual, que dio figuras como Teresa de Jesús, Juan de la Cruz o Ignacio de Loyola.
Pío V representó el esfuerzo de un sector eclesiástico para combatir el protestantismo impulsando la devoción popular y castigando la herejía. Era un dominico de fe sólida y férrea disciplina, que protegió a los pobres creando hospitales y escuelas y apoyando las misiones en el nuevo mundo, pero decidió aplicar la Inquisición para prevenir el aumento de herejes.
Sixto V representó la etapa final de la reforma católica, convirtiendo Roma y el Barroco en la representación visual del catolicismo.


Ordenes Religiosas

Las nuevas órdenes religiosas constituyeron una parte fundamental de la reforma. Órdenes tales como los capuchinos, ursulinas, teatinos, paulistas o jesuitas consolidaron las parroquias rurales, ayudaron a consolidar la piedad popular por medio del ejemplo y el cuidado de pobres y enfermos, y sirvieron para contener la corrupción dentro de la Iglesia. Su dedicación a las obras de misericordia ejemplifica la reafirmación católica de la salvación a través de la fe y de las obras, y negando la idea luterana de salvación únicamente a través de la fe. No solamente hicieron la iglesia más eficaz, sino que reafirmaron las premisas fundamentales de la iglesia medieval.
Capuchinos: formados a partir de los franciscanos, alcanzaron renombre por la protección dispensada a los pobres, decididos a practicar la caridad cristiana y vivir austeramente.
Ursulinas: se centraron en la educación de niñas y jóvenes.
Teatinos: decidieron acabar con la herejía a través de la regeneración del clero.
Paulistas: sus actividades estaban dirigidas a la educación de los jóvenes, catequesis, y ejercían apostolado en las prisiones y hospitales.
Jesuitas: además de hacer un voto de obediencia incondicional al papa, se centraron en la educación, la reflexión teológica y las misiones. Su gran preparación cultural los convirtió en directores espirituales de monarcas y en educadores de la alta sociedad.
Otros movimientos espirituales, como los espiritualistas italianos o los místicos españoles, intentaron reformar la iglesia a través del individuo. Un ejemplo fueron los oratorios.


Liturgia


Una consecuencia del concilio fue la unificación litúrgica:
Se abolieron los ritos eucarísticos locales, salvo algunas excepciones, y se estableció un rito unificado conocido como Misa Tridentina, guiada por un Misal y que regula el ordinario de la misa, el santoral y las misas votivas y de difuntos. La Eucaristía se definió dogmáticamente como un auténtico sacrificio expiatorio, en el que el pan y el vino se transformaban en la carne y sangre auténticas de Cristo.
Se regularon los Sacramentos y la fundación de nuevas parroquias.
Se pidió la simplificación en la música usada en las iglesias, evitando la polifonía; esto llevó a una mayor difusión del canto gregoriano.



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